jueves, 27 de septiembre de 2012

Qualitas objeto de la exégesis medieval

“Del significado del nombre substantivo”, una buena muestra de la confusión que reinaba con respecto a la interpretación del concepto qualitas (“cualidad”) en la Edad Media

En unas Glosule (glosas) anónimas de los libros I-XVI de las Institutiones Grammaticae de Prisciano (fl. 500 d.C.) que datan probablemente de la segunda mitad del s. XI, el comentarista anónimo, tratando de la problemática del significado del nombre [nombre substantivo, la categoría gramatical], interpreta de la manera siguiente el pasaje original de Prisciano:

Priscianus Caesarensis (s. V-VI ):

«Proprium nominis est substantiam et qualitatem significare.»

"Lo que caracteriza un nombre es que significa substancia y calidad."

"The property of a name is to signify substance and quality.” (trad. Tetsuro Shimizu)

Comentarista Anónimo (s. XI ) :

«Proprium nominis est significare essentiam cum qualitate, id est cum proprietate propria vel communi.»

"Lo que caracteriza un nombre es que significa alguna cosa [algo] con una calidad, es decir, con una característica propia o común [o sea: es nombre propio o común]."

“The property of a name is to signify something with a quality, that is, with a proper or common property.” (trad. Tetsuro Shimizu)

El comentarista se da cuenta de la inconsistencia entre el pasaje de las Institutiones Grammaticae de Prisciano y las Categorías de Aristóteles [donde éste platica sobre substantia, qualitas y las demás categorías de su sistema de diez categorías filosóficas] y comenta que "substantia debe entenderse aquí en un sentido más amplio, como cualquier essentia, es decir, ser, y qualitas como cualquier proprietas [propiedad, característica], incluyendo la calidad propiamente dicha, la cantidad u otros accidentes, y no en el sentido estricto utilizado en las Categoriae".

[Nota: El comentarista se refiere aquí a las Categoriae Decem, un sumario en latín de las Categorías aristotélicas que dataría del s. IV y en el cual se basarían un buen número de estudios teóricos medievales, sobre todo a partir del s. VIII. Los manuscritos eran carísimos y había muy pocos textos originales en circulación. Muchas veces había que contentarse con los comentarios sobre el original.

Nos lo dice Alcuino de York (c.735-804), maestro erudito de la escuela imperial en Aquisgrán y quien fue la figura central de la reforma de la enseñanza y la unificación de la Biblia y la escritura bajo Carlomagno. Era excepcional y casi imposible disponer al mismo tiempo de obras cruciales como las de un Aristóteles, Boecio o Isidoro de Sevilla.]

Traducción-adaptación de: Tetsuro SHIMIZU (Tokyo Metropolitan University, Tohoku University, Japan), “Words and Concepts in Anselm and Abelard”, en Joël BIARD (ed.), Langage, sciences, philosophie au XII siècle, Paris, Vrin, 1999, págs. 177-197. En este borrador del artículo, PDF de 18 págs., ver págs. 2-3.

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